lunes, 11 de febrero de 2013

"La renuncia del Santo Padre da muestras de grandeza y de una gran humildad"


Una noticia que ha causado una honda impresión. Así calificaba el Obispo de Ávila, Mons. Jesús García Burillo, la renuncia que ha hecho pública esta mañana el Santo Padre por encontrarse sin fuerzas. Un anuncio que le ha llegado por sorpresa, cuando se encontraba participando en las jornadas de la Formación Permanente del Clero que, como cada lunes, se llevan a cabo en la Casa diocesana de Ejercicios. Allí, los móviles comenzaron a sonar poco después de las 12 del mediodía, y el medio centenar de sacerdotes que allí se encontraban se mostraban tremendamente sorprendidos por la noticia.

Mostraba el prelado abulense el gran afecto que todos profesamos por Benedicto XVI, al que reconocía la grandeza de haber tomado “una decisión tan grande, con grandes efectos para la Iglesia”, así como la humildad que también ha manifestado durante todo su pontificado. Por otro lado, ha querido pedir a toda la diócesis “que ore intensamente por él, que ore por la Iglesia”, y que nos pongamos en manos de Dios, que es quien verdaderamente guía la Historia, y quien nos da confianza.

Asimismo, la providencia ha querido que en el día en el que el Papa comunicaba esta trascendental decisión, se encontrara en nuestra ciudad el teólogo abulense Olegario González de Cardedal, amigo personal de Joseph Ratzinger desde su etapa en la universidad.  Él era quien estaba impartiendo la conferencia de hoy de la Formación Permanente del Clero. Quería recordar la última vez que se vieron, y cómo le impresionó aquel encuentro: “Me quedé conmovido porque, a diferencia de las fases anteriores, comprobé que era un hombre mayor, con esa sensación y figura de hombre cansado, angustiado, Normal, si uno recuerda las grandes decisiones, problemas y disgustos que ha vivido en los últimos tiempos”. D. Olegario comentaba también que, desde el punto de vista teológico, “es un hecho perfectamente normal, absolutamente asumible”. Terminaba sus declaraciones dando gracias a Dios por haber tenido un Papa como Benecicto XVI, y afirmaba esperar confiadamente a su sucesor.

DECLARACIONES DE MONS. JESÚS GARCÍA BURILLO, OBISPO DE ÁVILA

“La noticia la hemos recibido con una honda impresión, por el gran afecto que le tenemos. Y naturalmente, si él ha tomado esta decisión es porque se ha visto en la necesidad; en necesidad ante Dios, en necesidad ante la Iglesia. Reconocemos en ella, por una parte, la grandeza de una decisión tan grande, con grandes efectos para la Iglesia; pero por otro lado, de una gran humildad, como ha manifestado también durante todo este tiempo. Yo le pido a toda la diócesis que ore intensamente por él, que ore por la Iglesia. Y nos ponemos en manos del Señor, que es el que verdaderamente guía la Historia y guía la historia de la Iglesia. De eso estamos seguros, y por eso tenemos confianza, y por eso tenemos la seguridad de seguir en las manos de Dios, y también naturalmente en la colaboración de todos”.

DECLARACIONES DE OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL, TEÓLOGO ABULENSE, AMIGO PERSONAL DEL SANTO PADRE

“La noticia me ha encontrado hablando de la eclesiología del Vaticano II, de la Lumen Gentium, del lugar de los obispos y del lugar del Papa. La noticia es impresionante, por razones objetivas: que la máxima autoridad de la Iglesia católica realice el gesto fundamentalmente nuevo en la era moderna de renunciar me parece de una grandeza de alma y a la vez de una humildad de alma, que son las que le han guiado hasta ahora. Personalmente, yo la última vez que le he visto, que hablé con él, fue en la entrega de los “Premios Ratzinger”. Me quedé conmovido porque, a diferencia de las fases anteriores, comprobé que era un hombre mayor, con esa sensación y figura de hombre cansado, angustiado, Normal, si uno recuerda las grandes decisiones, problemas y disgustos que ha vivido en los últimos tiempos. Por otro lado, desde el punto de vista teológico, dogmático, es un hecho perfectamente normal, absolutamente asumible, y que revela que la Iglesia es llevada por hombres, pero no sólo por hombres. Más allá de ellos es la figura permanente de Cristo y la acción del Espíritu, y la gracia y libertad de quienes la formamos. Y, en ese sentido, damos gracias a Dios por haberle tenido, y confiadamente esperamos a su sucesor”.

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