domingo, 9 de junio de 2013

Reflexiones sobre Las Edades del Hombre (II).- "Arévalo: la belleza suscita la fe"

Mientras preparamos nuestra visita a la exposición “Credo” en Arévalo, continuamos nuestra reflexión sobre la via pulchritudinis, es decir, el camino de la belleza como preámbulo de la fe. Como dijimos anteriormente, la vía de la belleza puede abrir el camino a la búsqueda de Dios y orientarla, y es capaz de disponer el corazón y el espíritu para el encuentro con Cristo, que es la suprema Hermosura.

En primer lugar, veamos cómo la contemplación de la naturaleza nos ayuda a descubrir su Autor. Si a los hombres de todos los tiempos les asombra y cautiva la hermosura de la naturaleza, su poder, su energía -dice el libro de la Sabiduría-, «calculen cuánto más poderoso es quien la hizo, pues por la grandeza y belleza de las criaturas se descubre por analogía a su Creador» (13, 4-5). La naturaleza es un templo donde se manifiesta la belleza y el poder de Dios, del que decimos en el credo «que ha creado el cielo y la tierra».

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