domingo, 1 de diciembre de 2013

¡Pongamos juntos el Belén!

Queridos diocesanos:

Hoy comienza el Adviento, tiempo de preparación para la Navidad. En pocos días, las calles se llenarán de luces, los villancicos comenzarán a sonar, las casas se llenarán de bellos adornos. Por eso, hoy quiero poner con vosotros el Nacimiento, parándonos a reflexionar sobre cada una de sus escenas:


El Portal de Belén.  El Hijo de Dios, pese a su grandeza, ha venido al mundo en medio de la más absoluta pobreza, en el silencio y la soledad del campo, en la humildad de un sitio destinado para los animales. La celebración de la Navidad no nos propone sólo ejemplos a imitar, como la humildad y la pobreza del Señor, su benevolencia y amor a los hombres; sino que más bien es la invitación a dejarse transformar por el mismo Dios hecho carne. En este Niño, Dios se ha hecho tan próximo a cada uno de nosotros, tan cercano, que podemos tratarlo de "Tú" y mantener con Él una relación confidencial de profundo afecto, como hacemos cuando nos encontramos con un recién nacido. Porque, quien no acoge a Jesús con el corazón de niño, no puede entrar en el Reino de los Cielos.

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