lunes, 19 de mayo de 2014

"Una Declaración de principios"

En este mes de mayo, nos encontramos de nuevo ante la Campaña de la Declaración de la Renta. Conviene recordar cómo no sólo los creyentes, sino también las personas de buena voluntad que creen en la gran labor que realiza la Iglesia Católica, tienen ante sí la oportunidad de decidir libremente que un porcentaje mínimo de sus impuestos (concretamente, el 0,7 %) se destine a la Iglesia Católica. Un sencillo gesto que no supone pagar más impuestos ni que nos devuelvan menos, con el que podemos hacer un gran bien.

El sistema de asignación tributaria cambió en el año 2007 para suprimir la partida complementaria del Estado, y lograr que así la Iglesia se financiara única y exclusivamente de lo que sus fieles desearan aportar, a través de cinco formas distintas: por medio de las colectas dominicales, colaborando con las campañas anuales, mediante suscripciones periódicas, o a través de la Declaración de la Renta. Digamos, pues, que la X de la Declaración de la Renta es tan sólo un cauce administrativo para que los contribuyentes puedan ayudar a su Iglesia. El papel del Estado se reduce a ejecutar la libre voluntad del contribuyente.

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